Portafolio Arquitectura

sábado, 23 de julio de 2011

La ciudad y las sensaciones.



La ciudad es un recinto abierto en continuo cambio, una nueva ciudad se pone ante mis ojos cada mañana, es el infinito tangible y cercano; caminándola, recorriéndola, degustando su paisaje urbano, sus rincones mas íntimos, así vivo la ciudad. Cada espacio crea un momento, las ramas creciendo en las grietas del pavimento, el arco iris en el cielo gris, las junglas de asfalto nos indican su continua evolución Vivimos en ciudades expuestas al cambio, climas diversos  y personajes diferentes con mundos distintos en sus cabezas,  todos en función de la ciudad.
Cuando recorro la ciudad, me da pautas de su relación con la gente, de cómo las personas la convierten en habitad, de lo que le suman y le restan para hacer sus vidas mas sencillas, ella me susurra cómo debe comportarse la arquitectura para corresponderle a quienes la hacen existente. Entonces me planteo un interrogante, ¿la arquitectura soluciona problemas?, en ese monólogo me respondo, definitivamente si, pero el éxito depende de la dinámica entre los sujetos y las soluciones, de lo que el arquitecto proponga y de las sensaciones que se generen a partir su concepción del espacio, la forma, el ambiente, la naturaleza  y de los estados de ánimo acertados.
Es difícil decidir entre  todo lo que tenemos la posibilidad de ver hoy en día,  que influye y que no en la manera de proyectar la arquitectura, claro, la convivencia con el entorno y las costumbres, son factores determinantes, pero somos personas con los sentidos abiertos, expectantes de nuevas formas y colores, no buscamos inventar nada, sino transformarlo todo para hacerlo más “eficiente, funcional y bello” como decía Vitruvio. La arquitectura es un ejercicio de los sentidos, darle gusto a la vista, al tacto, al olfato, por medio de ella es un reto, pero necesito transmitir lo que me inspira para intentar sensibilizar  a la gente de la misma manera, la ciudad me da el recinto apropiado y el complemento necesario, su arquitectura, yo la hago viva habitándola, la proyecto y la renuevo constantemente para mantenerla dinámica; la inundo con espacios habitables, llenos de detalles sutiles, de ideas encontradas, ricos, agradables, eso hace de la arquitectura una constante e inacabable  sorpresa, para hacer filosofía, es importante conservar la capacidad de sorprenderse, para hacer arquitectura y ciudad es importante desarrollar  la capacidad de sorprender y de descubrir nuevas cosas.
Pero asegurarse de proyectar correctamente solo es posible cuando está materializada la arquitectura, cuando al recorrer un espacio, las personas se sienten de una u otra manera, depende de las ideas que había en el momento de la proyección, de que se le esté dando solución a un problema, seguramente con el paso del tiempo, lo materializado generará nuevas emociones, nostalgias, anhelos; puede llegar el momento en el que los espectadores se cansen de un lugar, a pesar de los esfuerzos por proyectar arquitectura flexible y evolutiva, pero de eso se trata la arquitectura, de que cada quien la haga propia, por eso es un arte, porque depende del espectador tanto como del artista.
Reinterpretar la ciudad es tarea de las sociedades en general, hacerlas adecuadas para un momento de la humanidad, hacer que correspondan a  las necesidades de las masas. Yo la reinterpreto en mis sueños, en mis dibujos, la lleno de arco iris y de monstruos, la lleno de colores y de escalas monocromas a veces, la acomodo a mi estado de ánimo, la recorro, la grabo, la siento, la vivo, la leo y la escribo, así la hago mía, en un intento de convivir con ella

Ingrid Viviana García Rosero
Arquitecta.
Publicado Originalmente en la Revista +RASA de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la Salle, 2008

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